martes, 3 de abril de 2007

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

Eso es lo que me repetía una y otra vez mientras corría desesperada por las calles de mi barrio, y es que hoy Dante me ha dado el susto más grande de su corta vida. Como cada tarde lo he llevado a un pequeño parque que han abierto cerca de casa sólo para perros, es una buena idea (al menos eso pensaba hasta ahora). Estábamos él y yo solos tomando el sol hasta que ha llegado un chico con un perro mestizo de talla mayor que Dante, el chico me ha preguntado amablemente si me importaba que estuvieran con nosotros en el parque, y yo claro le he dicho que no. El perro intentaba jugar con Dante, pero él es reacio a los perros de mayor tamaño que él, así que no tenía muchas ganas de jugar, es más, huía de él. Cuando me he dado cuenta, una de las puertas del parque estaba abierta (no por la que había entrado el chico, sino que la otra se había abierto por el viento). He ido a cerrarla y a mi lado iba Dante, hasta que también se ha acercado el otro perro y Dante ha echado a correr fuera del parque, y el otro perro detrás de él. Enseguida he salido llamando a Dante para que se detuviera, pero ninguno de los dos paraba. El dueño del otro perro se me había unido y cuando los hemos perdido de vista hemos preguntado a la gente, todos nos decían por donde habían pasado, pero a mí no me cabía en la cabeza que nadie los hubiera intentado detener al escuchar mis gritos. Y yo lo único en lo que pensaba es que al ser todavía un cachorro, Dante saldría corriendo quién sabe hacia donde, y lo peor de todo, que algún coche podría atropellarlo.
De pronto hemos visto un perro quieto a lo lejos, tenía la esperanza de que fuera Dante esperándome, pero no, era el otro. Su dueño no dejaba de decir que tranquila, que lo íbamos a encontrar, pero yo no oía nada. En seguida he salido corriendo separándome de ellos con la corazonada de que Dante estaba siguiendo el camino a casa en su huída, iba preguntándole a la gente que me encontraba y todos lo habían visto pasar hacia la dirección de nuestra casa. Esperaba que no lo hubiera atropellado ningún coche y que estuviera esperando en la puerta. Cuando he llegado esta estaba abierta, y había una chica con su perro en ella, he corrido hacia ella y me ha preguntado:
-¿Has perdido un perro?
Casi me echo a llorar cuando he visto a Dante esperando el ascensor dentro del patio. Suerte que tiene buen olfato por haber encontrado la casa, y suerte de que le quiero tanto porque lo habría matado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

q rapido se ha familiarizado y sabe llegar solo, q bueno q no se perdió, un gran susto ya me imagino, y con las calles de tu casa daria mas miedo.